Carta
homenaje a Florencio Ayingono de un compañero de la ONCE.
Florencio Ayingono, el joven ciego
recientemente fallecido trágicamente en Zaragoza, iba a cumplir 21 años en
enero. Fueron casi 21 años de una historia de vida extraordinaria, en la que
día a día nos daba a todos una lección de humanidad y compañerismo. Florencio
llegó con 8 años a Zaragoza procedente de Guinea Ecuatorial e inició sus
estudios en el colegio Julián Sanz Ibáñez, donde la ONCE le dotó de los
recursos materiales y humanos suficientes -complementarios del sistema
educativo ordinario- para recuperar su tardía escolarización y colocarse pronto
como un alumno más, incluso como uno de los mejores.
Luego pasó al Instituto Grande Covián, donde cursó la ESO
con buenos resultados, mientras compaginaba sus estudios con el cuidado en casa
de sus tres hermanos menores. Logró una beca internacional que le permitió
cursar primero de bachillerato en Estados Unidos, donde mejoró su nivel de
inglés y su formación, demostrando que podía ser un alumno más, para
reintegrarse luego al bachillerato en Huesca (en el IES Lucas Mallada),
cursando un bachillerato internacional gracias al programa “Vida independiente”
promovido por el Ayuntamiento de Huesca, la Facultad de Educación de la
Universidad de Zaragoza y Cadis (Coordinadora de Asociaciones de la
Discapacidad de Huesca), donde convivían, en régimen de alojamiento compartido,
estudiantes universitarios y alumnos con discapacidad.
Florencio fue formándose como el resto de sus compañeros
con una personalidad abierta, colaboradora, participativa y llena de retos que
suponían para él una continua alegría de futuro, tanto en sus estudios como en
la convivencia. La ONCE lo acompañó siempre, pero fue sin duda su capacidad y
su esfuerzo lo que le hizo alcanzar sus metas, especialmente la que se había
propuesto hacía tiempo, llegar a la universidad.
Fue una demostración más de que es la capacidad de las
personas y esa energía que en la ONCE llamamos ilusión, la que hace que
logremos nuestros retos. Sólo como dato, sirva destacar que el 26% de los
alumnos españoles deja los estudios al acabar cuarto de la ESO, un porcentaje
que se rebaja al 9% en el caso de alumnos ciegos, apoyados en el modelo de
educación inclusiva que impulsa la Organización hace ya algunos años.
Florencio es un ejemplo de que es posible y de que
tenemos la oportunidad de lograr nuestros sueños. Su experiencia en la
universidad fue increíble: irradiaba satisfacción, energía y ganas, que
contagiaba a sus compañeros y a todo el que se acercaba a él.
Por eso, solo podemos recordarle desde el cariño, la
admiración y el recuerdo emocionado. Sus compañeros de la ONCE en Aragón, que
tuvimos la suerte de compartir con él muchos y buenos momentos, queremos dar
las gracias a toda la sociedad aragonesa que se volcó en los momentos difíciles
de su desaparición. Desde aquí trasladamos un fuerte abrazo a su familia y sus
amigos. Muchas gracias, Florencio. Nunca te olvidaremos.