jueves, 23 de mayo de 2013


Insultos xenófobos y racistas a jugadores del Real Zaragoza.


En nuestra entrada anterior, os relatamos el lamentable episodio de violencia que tuvo lugar el 19 de mayo entre hinchas ultras del Real Zaragoza y del Athletic Club de Bilbao en las inmediaciones de La Romareda.

A pesar de que este altercado sucedió antes del comienzo del partido, el broche final que los ultras del equipo maño le pusieron a la jornada al increpar a sus jugadores, deja una imagen muy penosa que nos da una idea de la catadura moral e ideológica de unas personas que se consideran así mismas amantes del deporte y, concretamente, del Real Zaragoza.  

En un vídeo emitido por Canal+ se puede comprobar cómo a la salida del partido, los ultras aprovechan para increpar a sus jugadores a base de insultos, cánticos y bajezas varias. Como veréis, tienen para todos:

Recibieron a algunos de sus jugadores al grito de "¡Borracho!", "¡Ludópata!", ¡Bastardo!, "¡Catalán de mierda!", "¡Hipopótamo!", etc.

Sin embargo, la peor parte se la llevó el camerunés Bienvenu, el cual, a pesar de que incluso se encontraba la familia del jugador delante, fue sometido a los siguientes gritos racistas:

"¡Uh,uh, Bienvenu, uh, uh!".

Para terminar, el jugador rumano Cristian Sapunaru se acercó para mediar con los aficionados, pero se encontró, entre otras cosas, con un desplante xenófobo

"Ahora no te vayas a robar cobre, ¿eh?"

Sólo Movilla se libró de semejante lichamiento verbal, aunque resulta interesante observar que el argumento que cantan para reconocer su buen hacer es de corte xenófobo y racista:

"¡No queremos jugadores, jugadores de color!,
¡Preferimos a Movilla porque es blanco y español!".

Existe un refrán que dice que si se mueve como una rata, huele como una rata y parece una rata, es una rata.

Estos no son aficionados al fútbol y al deporte, son ultras neonazis que utilizan este medio para ejercer la violencia de forma explícita y hacer proselitismo. Nos preguntamos cuánto tiempo más tardarán las Directivas de los clubes en darse cuenta de que están dando cobijo en sus gradas a personas con una ideología deplorable, antidemocrática, violenta y tremendamente peligrosa.