lunes, 4 de febrero de 2013


Carta homenaje a Florencio Ayingono de un compañero de la ONCE.

Florencio Ayingono, el joven ciego recientemente fallecido trágicamente en Zaragoza, iba a cumplir 21 años en enero. Fueron casi 21 años de una historia de vida extraordinaria, en la que día a día nos daba a todos una lección de humanidad y compañerismo. Florencio llegó con 8 años a Zaragoza procedente de Guinea Ecuatorial e inició sus estudios en el colegio Julián Sanz Ibáñez, donde la ONCE le dotó de los recursos materiales y humanos suficientes -complementarios del sistema educativo ordinario- para recuperar su tardía escolarización y colocarse pronto como un alumno más, incluso como uno de los mejores.
Luego pasó al Instituto Grande Covián, donde cursó la ESO con buenos resultados, mientras compaginaba sus estudios con el cuidado en casa de sus tres hermanos menores. Logró una beca internacional que le permitió cursar primero de bachillerato en Estados Unidos, donde mejoró su nivel de inglés y su formación, demostrando que podía ser un alumno más, para reintegrarse luego al bachillerato en Huesca (en el IES Lucas Mallada), cursando un bachillerato internacional gracias al programa “Vida independiente” promovido por el Ayuntamiento de Huesca, la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza y Cadis (Coordinadora de Asociaciones de la Discapacidad de Huesca), donde convivían, en régimen de alojamiento compartido, estudiantes universitarios y alumnos con discapacidad.
Florencio fue formándose como el resto de sus compañeros con una personalidad abierta, colaboradora, participativa y llena de retos que suponían para él una continua alegría de futuro, tanto en sus estudios como en la convivencia. La ONCE lo acompañó siempre, pero fue sin duda su capacidad y su esfuerzo lo que le hizo alcanzar sus metas, especialmente la que se había propuesto hacía tiempo, llegar a la universidad.
Fue una demostración más de que es la capacidad de las personas y esa energía que en la ONCE llamamos ilusión, la que hace que logremos nuestros retos. Sólo como dato, sirva destacar que el 26% de los alumnos españoles deja los estudios al acabar cuarto de la ESO, un porcentaje que se rebaja al 9% en el caso de alumnos ciegos, apoyados en el modelo de educación inclusiva que impulsa la Organización hace ya algunos años.
Florencio es un ejemplo de que es posible y de que tenemos la oportunidad de lograr nuestros sueños. Su experiencia en la universidad fue increíble: irradiaba satisfacción, energía y ganas, que contagiaba a sus compañeros y a todo el que se acercaba a él.
Por eso, solo podemos recordarle desde el cariño, la admiración y el recuerdo emocionado. Sus compañeros de la ONCE en Aragón, que tuvimos la suerte de compartir con él muchos y buenos momentos, queremos dar las gracias a toda la sociedad aragonesa que se volcó en los momentos difíciles de su desaparición. Desde aquí trasladamos un fuerte abrazo a su familia y sus amigos. Muchas gracias, Florencio. Nunca te olvidaremos.