En el marco del Día Internacional contra la violencia y el acoso escolar que tuvo lugar hace unos días, se reveló que el 27% de la infancia y juventud en Aragón sufren esta pandemia que cada vez es peor
Los niños y niñas aragonesas sufren cuatro puntos por encima de la media estatal, según el IV Estudio sobre la percepción del bullying. A pesar de los esfuerzos por activar protocolos y visibilizar el problema, solo la punta del iceberg se hace evidente, con los casos más graves saliendo a la luz.
El informe basado en más de 1.700 entrevistas, revela que el 54% de los adultos en Aragón, es decir, más de la mitad, aseguran haber sufrido acoso escolar durante su etapa estudiantil, convirtiendo a nuestro país en el de mayor incidencia, muy por encima del promedio estatal del 40%.
Tipos de acoso y escenarios
Del 27% de las víctimas jóvenes, el 89% sufrió acoso psicológico, el 67% verbal, el 56% social, el 33% físico, y el 22%, a través de dispositivos móviles o redes sociales, siendo el centro educativo el escenario común de estos ataques. Aunque el 11% se dio a través de plataformas digitales, cinco puntos por debajo de la media estatal.
A pesar de pasar más de 175 días al año en el colegio, el 67% de los afectados declara no haber recibido el apoyo adecuado de profesores, psicólogos ni de la institución educativa, mientras que los amigos y los padres son quienes más brindan respaldo, con un 89%. Destaca también que el 9% de los escolares admiten haber acosado a un compañero en algún momento.
Percepción de los adultos y respuesta institucional
Según la encuesta a adultos, el 72% de los padres no tiene constancia de situaciones de acoso en este año escolar, pero el 73% cree que los centros educativos suelen ocultar estos casos. Además, el 28% piensa que su hijo podría acosar a otros compañeros, y un 22% cree que todos han experimentado acoso en algún momento, proponiendo normalizar la situación, una frase llena de horror y que no hace más que intentar invisibilizar un problema que crece por momentos.
El 11% considera que el acoso escolar es algo normal, es normal llorar a escondidas, es normal sentir agresiones verbales continúas, es normal ser centro de burlas, es normal cambiar tu recorrido de vuelta a casa a diario por si te persiguen. Si leemos estas afirmaciones y las llevamos a un terreno adulto sin duda no vamos a pensar que estas actuaciones son algo que normalizar en nuestro centro de trabajo.
El Gobierno de Aragón ha abierto 62 protocolos de acoso escolar y 115 de ideación suicida desde el inicio del curso. Menores que no tienen ganas de vivir por que sus compañeros se las están quitando y no existen apoyos para parar este tipo de comportamientos.
El equipo de convivencia de la DGA detecta un aumento en las demandas de asesoramiento e intervención, atribuyendo esto a una mayor concienciación y notificación obligatoria de casos.
Desafíos y propuestas de prevención
Expertos señalan que las redes sociales son un terreno propicio para desavenencias entre compañeros, enfatizando que dar un móvil a menores de 14 años aumenta el riesgo de acoso. Padres, aconsejados por la 'norma de las tres C' (cambios, campanas y cuerpo), pueden detectar si sus hijos son víctimas de acoso. Cambios, de amistades, de rutinas. Campanas, si no va a clase o expresa el deseo de dejar de hacerlo. Cuerpo, si de repente tiene rasgos tristes, cambios de peso.
Este tipo de rasgos nos pueden indicar que el menor está sufriendo y por lo tanto hay que actuar, normalizar una situación que les hace desgraciados solo sirve para aumentar la angustia y la sensación de soledad.
En Aragón, se requieren tres aspectos para abrir un protocolo de acoso escolar: desequilibrio de poder, reiteración en el tiempo e intencionalidad de hacer daño. Sin embargo, se destaca la necesidad de más formación para aplicar adecuadamente estos protocolos y abogar por la prevención, ya que, según expertos, en el momento en el que el profesorado detecta un caso ya es tarde, y el niño ha sufrido demasiado. La Asociación para la Prevención del Acoso Escolar en Zaragoza apunta que el 'bullying' es aún un tema tabú y exige mayor visibilidad, formación y recursos para los responsables de educación. Además de que todos tomemos conciencia de la importancia de este problema y no invalidemos a las víctimas queriendo normalizar un problema que no deja de ser un acto de violencia.
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